La llegada de las bajas temperaturas es un aviso para los viticultores que comienza la época de poda. En Koyle, ya nos estamos preparando para esta tarea, crucial para la sanidad y longevidad de las vides. Esta temporada, y por cuarto año, aplicaremos el método aprendido de los especialistas italianos Simonit y Sirch, una poda conservadora que evita el deterioro de la viña, y que tiene como principio básico respetar el flujo de la savia en la planta.
Una de las características de este método de poda es que es menos traumático para la planta. En la viticultura moderna, las viñas poseen menos espacio lo que hace difícil controlar las ramificaciones, por lo que se tiende a cortar mucho para recomponer el brazo y no alejarse del eje. El resultado es que al centro de las vides queda mucha madera seca que puede ser atacada por hongos. Esto lleva finalmente a que las plantas a los 25 años ya no sean productivas y se arranquen, siendo que una planta debería vivir, por lo menos, 80 años con una buena producción.
Lo que proponen los italianos Marco Simonit y Pierpaolo Sirch es un crecimiento controlado de la parra, manteniendo un buen sistema de circulación de la savia, lo que implica efectuar cortes sólo en la madera joven de uno o dos años de edad, podar respetando las yemas de la corona, y dejar un leño de respeto, es decir, un espacio para que la zona de desecación de la madera esté al exterior y no llegue a la savia. De esta manera, habrá muchas más posibilidades de acumulación de sustancias de reserva, y la formación más constante y regular de la uva. De hecho, en estos tres años en Koyle ya hemos notado mejoras en la estabilización de los rendimientos y en la lucha contra las enfermedades de la madera.